JUEGO DE AMOR CIEGO

17.05.2013 19:41

Sentada en la sala de su casa, su padre al frente de ella, admira la posición del caballo que le hace “mate” al rey, con una sonrisa de satisfacción y orgullo, como si nunca antes, hubiera dicho “jaque”.

Su padre, un simple maestro de la diversión, con ojos tan dulces y claros como la miel, enseña a su hija las estrategias del juego, no existe padre mas divertido, amoroso, comprensible y hasta alcahueta, el mejor amigo que alguien puede tener, para ella, era único.

Cada juego, cada sonrisa y el amor incondicional de aquel padre hacia su hija, hacen que sea para ella la mejor etapa de su vida, ante los ojos de otros, es la niña más feliz, tranquila, tierna, juguetona y cálida.

Cada noche y después de jugar con sus amigos, cuando el reloj pasaba de las 11, la niña parada en la puerta de su casa espera el regreso de su padre. Después de un largo  día de trabajo lo recibe con los brazos extendidos, con el fin de continuar el habitual juego de ajedrez, sin importar la cara larga de su madre, quien callada, impotente, con mirada triste y desconsoladora, deja que su hija disfrute de la inocencia que algún día, tendrá que dejar.

Ese día llego, con la madurez en su cuerpo, pero con el mismo espíritu ingenuo, fiel al amor de su padre, la joven recibe una trágica noticia, “tu padre se ha ido”  le dice su madre.

Esa noche, el reloj marco las 11, pero su padre nunca cruzo la puerta, corrió hacia su madre, con los ojos en llanto, preguntando “¿A donde fue?¿Qué dijo?, ¡Tu lo echaste!” . Su madre la mira con la misma impotencia de siempre, pero añade un gesto de suplica para que la comprendiera.

Al despertar en la mañana, a su lado se encuentra el único consuelo que le queda, su abuela con la suave sonrisa  y sabios consejos, dice a su nieta “no te ciegues, la moneda siempre tiene dos caras, busca el otro lado” entregó en sus manos un pequeño papel firmado por su padre, decía: “No me esperen”.

Sin consuelo, más que llanto triste de sus ojos brotaban enojo, ciega y aún inocente, piensa en su madre y murmura “Que se muera, que se muera”, limpia sus ojos, respira fuerte y con deseo de eliminar el obstáculo para su felicidad y la de su padre, toma en sus manos, el mortal tóxico para las ratas, mata a su madre y regresa la misma sonrisa de satisfacción y orgullo en su rostro , igual cuando jugaba con su padre, al ver caer a su madre, dice “jaque”.

Sola, en su casa, recorriendo cada rincón, encuentra nuevamente el papelito que le dio su abuela, notó algo más en él, al reverso se hallaba una dirección, haciendo caso a su abuela busco el otro lado de la moneda, halló la dirección y encontró a su padre.

Fue ahí, que percibió la impotencia de su madre, aquella mirada triste y desconsoladora, sólo quería que su pequeña, disfrutara de un paraíso infantil, sin impedirle una inocente sonrisa y dejando que sus propios ojos vieran la verdad que ella jamás se atrevió a revelar, además comprendió porque el reloj marcaba pasadas las 11 de la noche siempre que su padre regresaba, pues ahí, sentado en un jardín, su padre cargaba la silueta de una tierna niña en sus piernas, y nuevas fichas de ajedrez sobre una mesa.

Sharin Catalina Hoyos Sucerquia

Palimpsesto – Película Cría Cuervos, Carlos Saura.


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